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sábado, 24 de noviembre de 2012

Leer aullando

En el camino (Título original: On the road).
Jack Kerouac.
Editorial Anagrama. 
368 páginas. 

ISBN 978-84-339-2014-0 


La leyenda de este libro viene de lejos, de la posguerra norteamericana profunda, del conservadurismo al que se aferraban los veteranos que volvían a casa con el síndrome post-traumático y de sus hijos, que no entendían aquel absurdo sueño americano y aquella obsesión por conseguir una casa en los suburbs (zonas residenciales a las afueras) con valla blanca y jardín. Era la época de la regresión a los valores tradicionales, a lo estable, lo conocido y seguro. Las palabras romanticismo, poesía, sexo o libertad de espíritu estaban prohibidas, o peor, no eran importantes. Entre los hijos de esta generación de gente ordenada y traumatizada, surgen aquellos que formarán la Beat Generation, que darán origen a los hippies y otros movimientos de contracultura. 

Hoy en día está de moda llevar ropa vintage, gafas de pasta y smartphones, ser moderno, (¿postmoderno?), hipster o como ustedes quieran llamarlo. Creo que la gran mayoría de modernillos y hippies de postín no tienen ni idea de que su identidad social y existencial empezó con este libro. Y si lo leyeran, quizás se darían cuenta de que no son una generación, sino una degeneración. Hay modernos que lo han leído y se creen más guays y modernos por ello, exhibiéndolo en su estantería junto a Cortázar, Galeano y Scott Fitzgerald. Para que vean cómo está el patio. Y yo aquí haciendo un blog que seguramente retwittearán hordas de gafapastas. Quizás yo misma sea una gafapasta, (conceptualmente, ya que llevo lentillas). 

Pero no me hagan caso. La literatura es para todos, así que vamos a obviar a los pedantes universales y a centrarnos en esta novela, universal también. 

Esta es la historia de un viaje a los confines. Físicamente, un viaje para conocer las diferentes Américas, y metafóricamente, para conocer a los diferentes Kerouacs. Un joven y confuso escritor es el protagonista, el alter ego de Jack Kerouac (Sal Paradise), acompañado de su amigo Neal Cassady (Dean Moriarty), y de Allen Ginsberg y William Burroughs. 

He de decir que empecé a leerlo con grandes expectativas, y me vi decepcionada al comprobar que los personajes se dedicaban invariablemente a hacer estupideces, nonsenses, para aclararnos. Vaya por Dios, ahora sueno como la abuela de Reagan diciendo esto. Pero, para qué negarlo, es un libro de ninis. Ninis ingeniosos, divertidos y originales, claro que sí. Los muchachos son unos poetas, cada cual buscando su camino a la felicidad o a la perdición o a la autodestrucción, buscándose la vida en un mundo que no les acepta ni les comprende. El resto del mundo gime en silencio, ellos se atreven a gemir hasta que tiemble la tierra. 

En cualquier caso, poco les voy a contar del argumento, porque tienen que leerlo. Léanlo y pongan en duda todo lo que conocen, porque lo que uno siente leyendo On the road es lo que sentimos el primer día de colegio. Les he llamado estúpidos para escudarme. Quizás sea yo la estúpida, la que esté en un error, quizás debería dejar la carrera y los idiomas, mis expectativas de futuro, renunciar a la comodidad de haber nacido en una familia de clase media (aunque actualmente se puede decir que sólo quedan dos clases sociales: los que viven de puta madre y los que estamos jodidos) y echarme la mochila a la espalda. Carretera y manta. Sin duda, aprendería más haciendo autoestop que estudiando un máster o un doctorado. 

Releeré más adelante esta novela. Pero no ha llegado mi momento de disfrutarla en toda su esencia, como espero que vosotros, mis valientes lectores, hagáis. 

Esta novela hay que leerla sin miedo a lo que puedas descubrir de ti mismo. Cada persona hará su lectura y sacará sus conclusiones. Pero, como bien dice Rodrigo Fresán, todos terminamos subrayando el mismo párrafo: 

«La única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas».

Y, además, tengo que releerla en inglés:

They danced down the streets like dingledodies, and I shambled after as I've been doing all my life after people who interest me, because the only people for me are the mad ones, the ones who are mad to live, mad to talk, mad to be saved, desirous of everything at the same time, the ones who never yawn or say a commonplace thing, but burn, burn, burn like fabulous yellow roman candles exploding like spiders across the stars and in the middle you see the blue centerlight pop and everybody goes "Awww!" 




Respecto a la película, véanla después de leer el libro. Después, insisto.

lunes, 19 de noviembre de 2012

El buen lector



Ilustración de Adara Sánchez Anguiano, encontrada en este bello Cuaderno de Vuelo.



Lectores y escritores, qué más da. Somos pájaros, de distinto plumaje, de altos o bajos vuelos, pero al fin y al cabo volamos. 

Este blog nace con la intención de acortar distancias para que los pájaros se acerquen, tener un foro para cualquier amante de la palabra escrita, del olor a libro viejo, o a libro nuevo, que aquí no damos alas a los clasistas; ésos mejor que se queden en tierra. 

No soy nueva en esto. Los que me conocen como Elaine Holmes o Artemisa V. ya sabéis mucho. Los que me acabáis de conocer, es suficiente con que sepáis que estoy en mi salsa. Iré aportando mi pequeña visión del mundo a través de mis lecturas, siempre que pueda con una banda sonora, documento gráfico o toque distintivo, para no aburriros con mera crítica literaria, porque yo no sé hacer eso. Se me da bien amar las palabras y seré feliz si puedo dedicar mi vida a que más personas amen las palabras, ya veis, nada impresionante por lo que cotizar o recibir una pensión o que te hagan caso. 

Os recomendaré lecturas, me hayan gustado o hecho llorar, y a la derecha tenéis una amplia lista de blogs que más o menos tienen que ver con la literatura, el oficio de escribir, la narrativa, la poesía o cualquier cosa a la que prestar atención por el simple hecho de ser bella. Porque somos humanos, y no nos es ajena la belleza, ya sea en el arte, la palabra o la vida misma que vemos reflejada en el papel. 

Bienvenidos, y siéntanse libres de volar con estas páginas.