Páginas

domingo, 30 de diciembre de 2012

Los que despiertan

Y tras el empacho navideño, dejemos a la familia tranquila. A un paso del 2013, toca hacer cuentas e inevitablemente uno acaba pensando en el tiempo. Se me ocurre un libro muy adecuado para esta época.

Los que duermen.


Juan Gómez Bárcena.

Editorial Salto de Página, colección Púrpura 40. 2012.
Rústica, 128 páginas, 14 €.
ISBN 978-84-15065-35-7
Portada: George Brie.

Tiene 27 años y ya le llaman escritor maldito en El Extrarradio, pero esperemos que aguante más que las estrellas de rock. 

Su primera obra recibe ovaciones de los fans y de los críticos, la reseña de Luis Borrás lo dice todo y El Cultural de El Mundo lo coloca entre los mejores libros del año. Poco puedo añadir, así que en esta reseña voy a hacer un poco lo que me dé la gana.


Estaba yo de visita por Madrid, el pasado mes de septiembre, cuando un amigo nos invitó a la presentación de un libro en un lugar llamado Tipos Infames. La cosa prometía. Acababa de volver de vivir un año en el extranjero, necesitaba volver mentalmente, y aquel lugar lleno de gente magnética a la que no puedes dejar de mirar, libros de los que nunca había oído hablar y un ir y venir de copas de vino entre buenos amigos fue una de las muchas inyecciones de alegría que recuerdo de mi regreso a casa.

Lo que no sabía es que esa noche iba a llevarme a casa un libro que ya he releído tres veces y del que no me canso de disfrutar. No es que haya releído un cuento o dos, no, es que todos los cuentos comparten un vínculo tácito que no pasa desapercibido al lector, y acabas releyendo el libro sin proponértelo.

No tenía ni idea de quién era el autor ni me sonaba el nombre de la editorial. Había un cartel con la portada del libro, que ya de por sí atrae a cualquiera con un poco de curiosidad. Cogí un ejemplar, y casi sin hojearlo ya intuía que éste no era un libro cualquiera. Los amantes de los libros notamos estas cosas, el papel vibra. Leí que el autor había estudiado Teoría de la Literatura, Literatura Comparada y acaba de terminar Filosofía e Historia. "Estupendo", pensé, "no soy la única loca". Y es que a los de Humanidades sólo nos queda el consuelo de que nuestras fiestas son mucho mejores que las de ciencias. Lo siento, pero eso es así.

La presentación fue breve y entretenida, como deberían ser todas las presentaciones, y la gente que no había conseguido una silla se arremolinaba alrededor. Faltaba una fogata en medio, para hablar del paso del tiempo y de la memoria, como en esta canción que haría de buena banda sonora sin desentonar con robots ni con aqueos.

Antes he dicho que había una conexión entre los cuentos. Es difícil establecer una sola, a veces coincide una fecha, o el tema de la velocidad del tiempo, lo humano y lo divino, o la alteración de la Historia según quién te la cuenta. Uno de los ejes es la alteridad, lo diferente (verdad/mentira, pasado/futuro, olvido/recuerdo...), y en estos cuentos el tiempo quizás no es lineal sino eterno: todo ha sucedido, está sucediendo y sucederá. Viajamos a través del tiempo, como hace la reina Bandica, desde el mundo clásico de la Ilíada, cuando los dioses habitaban el mundo, hasta conocer a los descendientes de Asimov que se preguntan qué significado tiene su metálica existencia, pasando por unos mercaderes de palabras, escuchando las leyendas del pueblo de los cairos del rey Aktasar o visitando un campo de concentración nazi que muestra un horror en clave de mentira ("Hitler regala una ciudad a los judíos").

Y, entre viajes, nos detenemos en algunas estaciones de paso, para asimilar lo aprendido durante el trayecto. Entramos en un museo en "Los que duermen", donde el guardia vela el sueño de unas momias encontradas en una ciénaga, venidas intactas desde su tiempo al presente. Vivimos diferentes vidas en "Las buenas intenciones", en el que una hija cuenta (¿verdades?, ¿mentiras?, en fin, historias) a su madre, y damos un salto al futuro tras leer "Como si", que no deja indiferente a nadie. 

No me queda sino recomendar que leáis este libro. Porque tiene todos los elementos de un viaje iniciático: preguntas incómodas, el valor de traspasar umbrales desconocidos, acompañantes que te guían en la oscuridad y un destino incierto pero del que sabes que, al alcanzarlo, no volverás a ser el mismo. 

Y también tienes que leerlo porque, a lo mejor, te estoy contando una mentira. O a lo mejor no. Sólo hay una forma de averiguarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario